Van pasando las nubes
sobre el cielo azul casi liviano.
Me dejo llevar por aquellos recuerdos
de un día como hoy.
Estaba lejos de casa,
tumbado en un prado lleno de flores
y vuelo de infinitas mariposas.
Ella corría tras ellas descalza,
con su pelo rubio ondeando como una bandera.
Vestida de blanco inmaculado.
Me miraba entre curiosa y asustada.
Era joven como yo y se leía
en sus caderas la falta de inocencia.
Nos miramos largo rato,
pero no quise importunar el momento.
Recuerdo la tarde y también
la mañana de destado infierno
que nos llevó a aquel prado.
Rafa Marín
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