Del amor y mis lamentos.
De tenerlo todo
y seguir pidiendo.
De robarle a la vida el tiempo
y no saber
que hacer en este juego.
Siempre pido más
y no se que hacer luego.
Me cansé de jugar
y el viento sopla
atrapando mi alma
en esta llama viva
que levanta del fuego.
Yo que todo lo tengo
no me sacio con nada
y siempre pidiendo la revancha
del partido que gané.
El bucle macilento de Uroboros,
que mordiéndose la cola
se retuerce en un mundo imaginario
que nunca existió ni existirá.
Del que nunca cejó por encontrar.
“Eldorado” de mi vida
escondida en este azar.
Rafa Marín
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