Casquivana te ríes hoy
rodeada de efímero lujo.
Ayer que llorabas
con el dulce sonido
de mis versos.
Hoy me miras
con es desprecio
y yo te sigo amando
a pesar de todo.
Sigo recordando las noches
entre besos abrazados,
cuando sólo me pedías
otro verso que lánguida
pusiera tu mirada.
Hoy vas vestida
de armiño y esmeraldas.
Vendiste tu cuerpo y tu alma.
Tonto de mí que pensé
que eran míos,
como ves otra vez me equivoqué.
Rafa Marín
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