Mientras me llegan
de tu boca los lamentos
que proclamas.
Mientras escribes
a tu diario en la noche solitaria.
Me asomo callado
al sentir de tu pecho.
Como felino
que en esta noche al acecho
espera en ti un descuido
para colarse dentro.
Como se cuelan
por ventanas de conventos
los amantes
de corazón inquieto.
Buscando
en oscuros aposentos
el perfume de la carne
que palpita de deseo.
Como fugitivo marcharé
sonriendo iluminado por la luna
y tus agradecidos besos.
Rafa Marín
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