Corre el tiempo
agotando sus fuerzas
en la recta final
de una carrera
que nunca acabará.
Desentona mi voz
entre tantos silencios.
Impúdico grito al muro
que me oprime
y no me deja respirar.
Con este eterno nudo
en la garganta,
que es una corbata
que desentona
en el traje elegante y nuevo.
Me aferro al clavo
calentado al rojo vivo
que sólo quema mis manos
y que no suelto porque el dolor
me mantiene despierto.
Con lo fácil que sería
dejarme arrastrar
por este río de la vida.
Que promete frutos dulces
y amantes bocas sedientas
de lúbricos besos.
Rafa Marín
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