De cristales rotos se llenó el suelo
que ahora hiere mis descalzos pies.
La vida fue dejando clavos
apuntando al cielo y yo siempre
caminando sin zapatos, ya lo ves.
Sorprendido por tus llantos
a la noche imploré
que te diera un descanso
y así me puse por ti
a escribir estos versos.
No serán quizás perfectos
pero son mi sincero pensamiento.
En la noche tan llena de recuerdos,
unos que fueron buenos y otros no.
Te disfrazas hoy detrás de ese cristal
que siempre irisado va cambiando de color.
Confundiéndonos un momento,
aunque sepamos tú y yo
que no es más que otro sueño.
Rafa Marín
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