Me asomo a tus tímidos ojos
y leo en ellos ese insatisfecho deseo
de sentir en tus labios mis besos.
Te acerco mi voz y susurro
en tu oído este “te quiero”
que no deja de ser un intento
de conquistar tu alma
y luego salir corriendo.
Como un niño travieso que juega
al escondite con los sentimientos.
Para acabar luego solitario en un banco
esperando una sombra que nunca aparece.
Me asustan tus labios tan rojos
y te boca entreabierta.
Me asustan mis sentimientos.
Que no saben si te quieren
o sólo son pérfido ego.
Rafa Marín
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