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sábado, 30 de octubre de 2021

Vida

 Desta vida que a seguir me obliga,

que se vuelve por momentos bruma,

que no es hambre, sino hambruna

y de todo, como cinta se desliga.

De este miedo que me abruma,

de esta mala verdad que mira,

y que en verso a mi boca incita,

mientras el licor mis labios apuran.


Rafa Marín

La tarde

La tarde es duro aguacero,
escondida entre las nubes,
Un bajo, porque tú no subes,
que me está llevando al cielo.
Mil demonios que descubres,
aferrados a mis te quiero,
porque son tus labios hielo
y de besos no me cubren.

Rafa Marín

El Nahual (relato corto)

Era domingo, el último domingo de octubre y el lunes sería festivo, se celebraba el día de todos los Santos.
María, vivía en una pequeña ciudad en mitad de las montañas, una de esas en las que todos saben todo de todos.
Se asomó a la ventana y le sorprendió el gran número de visitantes que había, pese a que estaba lloviendo a cántaros.
Suspiró cansada, mejor se iba al bosque.
No tenía hijos y al separarse, acordaron que cada semana uno de ellos tendría a Toby. Hoy le hubiera gustado tenerlo con ella.
Toby era un magnífico ejemplar de mastín español, a sus 6 años, estaba pletórico de fuerza y energía.
Se vistió para la caminata, tomó la pequeña mochila y metió en ella, su inseparable navaja, una botella con agua y el botiquín de primeros auxilios, pues en el monte nunca se sabe.
Salió por la puerta trasera y tomó una vereda que se internada en el bosque. Era su pequeño secreto, nadie sabría donde estaría. No sé llevó el teléfono.
Al poco de partir la lluvia cesó y todo se volvió olor a tierra húmeda, sonido de gotas sobre la hojarasca y alguna risa lejana.
Salió del camino y se dirigió a lo más profundo y salvaje de aquellas montañas, se sentía libre, tanto, que hasta perdió la noción del tiempo. Notaba como su cuerpo reaccionaba, el calor por el ejércicio le hizo bajar la cremallera del impermeable, se empapó con su propio olor.
Olía a mujer, a hembra.
Sonrió para sí y emitió un aullido, rió después, hasta que oyó otro aullido que le contestaba.
Miró alrededor, pero no vio nada, el bosque era muy espeso y no recordaba donde estaba, se había perdido.
Se preocupó, pero no se puso nerviosa. Era montañera y sabría salir de allí.
Oyó  otra vez el aullido, está vez más cerca, se inquietó. Sabía que había lobos por los alrededores, pero pese a no conocer de ningún ataque, el segundo aullido la puso alerta. 
Giró sobre sí y buscó, la vio. Una rama joven, lo bastante gruesa como para poder defenderse en caso de necesidad.
La cortó y la afiló de forma precipitada, todo era silencio y olía a bosque profundo.
Se percató del paso del tiempo y a la vez de su propia naturaleza.
Comenzó a descender, buscando indicios de algún sendero, pero nada, la luz, pronto se haría escasa y entonces si que tendría un problema.
Mientras oía aquí y allá el sonido de pasos sobre las hojas caídas, vio lo que parecía un hueco profundo entre unas rocas.
Si dirigió hasta allí.
- Al menos, lo que sea, tendrá que venir de frente.
Con prisa, pero con tiento, preparó lo necesario para una fogata, luego la prendió y esperó a la noche.
Mientras esperaba, asilo la rama y con el fuego fue endureciendo la punta.
La noche lo cubrió todo, su única esperanza sería mantener las llamas vivas y el espíritu sereno.
No sabía que hora era, pero ante ella, se presentó un enorme lobo macho de color gris muy oscuro, casi negro. Ante su mirada atónita, se puso de pie y poco a poco se fue transformando en un ser humano.
Todo se volvió borroso, la invadió el deseo y ya no recordó nada más.
Despertó, estaba desnuda y echado a su lado el enorme lobo de McKenzie. Le acarició la cabeza, el lomo y se acercó más a él. El lobo la miró, y ella pudo ver su infinita soledad.
Se vistió y junto con el animal volvió a su casa.
Lo primero que hizo fue llamar a su ex, necesitaba decirle que no quería volver a ver a Toby.
Luego, mirando al lobo, sonrió y le dijo.
- Sabes, nunca más volveremos a estar solos.

Fin

Rafa Marín

viernes, 29 de octubre de 2021

La Moura (relato corto)

Todos le recomendaron no seguir el camino durante la noche, pues estaba en Galicia y la noche de difuntos podía traerle algún encuentro inesperado. Pero como gaditano, bregado y altivo, ignoró todo consejo y toda prudencia.
Tomó impermeable, mochila y bastón y por así decirlo, Se echó al monte.
Aún faltaban un par de horas para la media noche y pese a la fina llovizna, se sentía ligero de ánimo y fuerte de espíritu.
Se puso a cantar, la noche poco a poco se abrió y una luna ya menguante, iluminó el camino desierto que se adentraba en el bosque.

¿Qué podría pasar? Se dijo mirando la línea clara del camino que se perdía en el bosque.
A lo lejos se oyó el repicar de un viejo campanario, mientras una densa niebla ascendía, ocultando el camino.
Pronto, tuvo que sacar la linterna y entre la lechoso niebla, intentar encontrar aquel camino, en el que empezaba a pensar, nunca debió tomar.
Más por suerte que por voluntad, un retazo de brisa, apartó un girón de niebla y vio una luz no muy lejana. Su ánimo se avivó y con paso decidido de dirigió hacia aquel faro del bosque que le guiaba.
Abandonó el precario camino, se adentró en la espesura y entre tropiezos, arañazos y alguna imprecación, llegó al punto de luz, que no era más que una fogata en una cueva.
No sé veía a nadie, se extrañó y miró a su alrededor. Casi al instante, la vio, una preciosa joven, vestida de campesina y caída en el suelo, inconsciente.
Como pudo la tomó en brazos y la metío en la cueva, arrimó más leña a la fogata y miró si está se encontraba herida.
Mientras la examinaba, descubrió que la mujer llevaba muchas joyas, así que la despojó de ellas y las puso en un rincón.
Como la mujer no despertaba, preocupado, salió a buscar agua y lo que fuera que pudiera ayudar. Se sorprendió por su capacidad de distinguir hierbas medicinales. Volvió a la curva, y con un pequeño cazo, calentó agua y preparó una tisana.
Cuando estaba a punto de verter el bebedizo en la boca de la desmayada, esta abrió los ojos y gritó asustada.
El la calmó como pudo, pero la mujer palpando, descubrió que no tenía las joyas.
- Ladrón, le apremió, ¿Dónde están mis joyas?
- Están ahí, respondió señalando el rincón.
Pero en el rincón no había ni rastro de las piezas de oro.
Demudado, buscó por toda la cueva, pero no encontró nada.
La mujer pareció que sonreía, pero le dijo en tono severo.
- Deberás trabajar para mí, hasta que saldes tu deuda.
- Yo no te he robado, dijo el gaditano, no te debo nada.
Entonces, el suelo de la gruta se abrió mostrando una escalera de piedra, por la que el chico descendió rodando.
La mujer le siguió y ya en el suelo de un amplio túnel bien iluminado, esta, vació la mochila, y allí estaban las joyas.
- Yo no he sido. LO JURO, repuso nuestro cada vez más confundido héroe. 
- Claro, repuso ella, soltando una gran carcajada. Trabajarás para mí durante el resto de tu vida.
Al poco aparecieron otros hombres y mujeres, los cuales la llamaron reina.
Ella, mirando al cada vez más apesadumbrado chico, ordenó.
- Llevarlo a un calabozo, mañana será llevado a la mina y allí pagará por su delito.
De nada sirvió que peleará, pues era uno contra muchos y fue reducido y encarcelado.
Se le llevó comida y bebida, pero no la tocó.
- Prefiero morir antes que ser tratado como un Ladrón. Dijo, echándose en el suelo.
Poco a poco el sueño, el cansancio y la tristeza le vencieron, quedándose dormido.
Lo despertó un rayo de sol sobre los ojos, volvía a estar en la cueva. Junto a él, la mujer preparaba el desayuno.
ÉL, miró alrededor inquieto y ella con una sonrisa en los ojos lo miró sorprendida.
- No temas, dijo la mujer, anoche, cuando volvías con el agua y las plantas, debiste tropezar y te golpeaste en la cabeza.
Entonces, más sorprendido aún, le contó, lo que creyó haber vivido. Las joyas, el túnel y la condena.
La mujer rompió a reír con una espontánea risa de felicidad.
Movió la cabeza de lado a lado y le preguntó.
- ¿Tengo pinta de ser una reina y nadar entre riquezas?
El chico estaba abrumado y solo atinó a decir.
- Si, pareces una reina.
La mujer, lo miró sería y le dijo.
- Come, ves ese pequeño sendero, síguelo y te llevará de nuevo al camino.
Luego salió y se perdió en la espesura.
Nuestro amigo comió con apetito, luego tomó el sendero y sin mirar atrás llegó al camino.
El día se le hizo largo y muy cansino, por fin, al atardecer, llegó al albergue.
Se inscribió y al abrir la mochila para tomar una muda, vio el hatillo de cuero. Lo abrió y dentro descubrió joyas y piedras preciosas junto con una nota.
- Querido desconocido, en pago a tu bondad y tu honradez.
Xiana.
Reina de los mouros.

Fin
Rafa Marín

Hoy

 Hoy quise otra vez volar,

recorrer el azul del cielo,

ser cometa nada más,

elevado por los vientos.

Un suspiro de felicidad,

un relámpago, un sueño.

Algo para no acabar,

como muñeco por los suelos.


Rafa Marín 

Mirada

Hay rojos salpicando como nada,
el mármol blanco de los suelos,
hay una figura endemoniada,
que me recibe con recelo.
¡Ay!
De los días que no son barricada,
porque creemos ascender al cielo.
Tengo podrida esta torpe mirada,
acostumbrada desde hace tiempo,
a mirar a escondidas tu cuerpo.

Rafa Marín

domingo, 24 de octubre de 2021

Recuerdos

Del fondo de este cajón,
al que llamamos recuerdos,
voy rescatando algunos miedos,
mientras se me va la razón.
Como el juego del enredo,
escondiendo en un rincón,
cada momento de pasión,
que desparramos por el suelo.

Rafa Marín.

Me siento

Me siento hoja caída,
más otoño que invierno.
Me siento despedida,
una voz en el viento.
Una nube gris desleída,
una noche sin sueños.
Soy un corazón sin vida,
un vacío y un anhelo;
un todo que se termina,
asomado desde muy lejos.

Rafa Marín

lunes, 18 de octubre de 2021

El parque (relato corto)

Durante unos segundos estuvo desorientado, todo parecía estar igual, sólo que un poco menos cuidado, como con polvo de varios días.
Lentamente se puso en pie, se notaba mareado, cansado, hambriento. Se palpó la cabeza y notó un dolor agudo junto a la sien.
Ahora lo entendía.
Se había golpeado con algo y había perdido el conocimiento y tras caer entre los dos muebles, los demás le habían dejado de ver, así que salieron a buscarle.
- Si, eso era lo que había ocurrido, dijo en voz alta.
Salió a la calle y todo dejó de tener sentido. El parque estaba vacío, parecía abandonado desde hacía mucho tiempo.
Se dirigió hasta la salida, y de repente vio una sombra escabullirse en una tienda de souvenirs.
Corrió hacia el lugar y gritó, pero la sombra desapareció tras la esquina.
Giró en torno a sí un par de veces, recorriendo con la mirada puertas y ventanas. Aquí y allá, vio cristales rotos, barandillas vencidas y puertas descolgados.
No entendía que pasaba, solo de vez en cuando una sombra parecía mirarle, para luego escabullirse como si nunca hubiera existido.
Ya ha olvidado todo, salvo la existencia del parque y las sombras que acechan. ¿Acaso era ese su destino, recorrer urgente las plazas vacías, los restaurantes muertos y vislumbrar una sombra de tarde en tarde?
Ya no recuerda quien es, pero en un sucio y roto espejo, ve una sombra inmóvil, levanta la mano al igual que lo hace la sombra, sin duda es él, pero no le importa nada. Al fin y al cabo, que más da. 
Nada sabe de su final, ni de la explosión de la bomba ni del inicio de aquella guerra que acabó con la humanidad.

Rafa Marín

Un sueño

Hay un sueño con sombrero
y una nube que no acaba.
Mil estrellas apagadas,
como cascabeles llevo.
Tengo ojeras en esta cara,
que no conoció el miedo
y es por esto que tengo,
mil pesares en el alma.
Vivir siempre con lo puesto,
vagar como un niño sin casa.
Ausentes los te quiero
y olvidadas todas las máscaras.

Rafa Marín

sábado, 16 de octubre de 2021

Desvelos

Del azul y el gris que pintan mi alma,
nacen estos retoños del desvelo.
Un corazón que apenas habla,
unos pulmones cual fuelle viejo
y algo que ya no me delata,
cuando de frente nos vemos.
¡Ay! Que poca razón entre tantas migajas,
de las ceniza me alimento
y también de mucho agua.

Rafa Marín

jueves, 14 de octubre de 2021

El patio (relato corto)

Los tres matones se frotaban las manos, era la hora del patio y ese tipo nuevo, al que ya llamaban el sarnoso, se iba a enterar. Durante la mañana no se había reído con ninguno de los chistes y tonterías que "ELLOS" habían protagonizado. Es más, cuando "ELLA" se lo recriminó, no hizo el menor caso.
"ELLA", se sintió ofendidísima y escribió una escueta nota para los tres matones.
"A POR ÉL". Mientras los miraba con sus ojos seductores y llenos de vanas promesas, sonrió para sí.
En fin, que aquellos tres matones iban a dar el mayor escarmiento de la historia del patio del colegio al nuevo, al menos eso creían.
Pero llegaron al patio y el nuevo no estaba. "ELLA" casi se sintió aliviada, recordaba aquellos ojos bonitos de mirada dulce, la voz que recitaba poemas y su mente de demonio.
Porque había una cosa que los tres matones ignoraban. El nuevo y "ELLA" ya se conocían de otro patio.
"ELLA" odiaba su libertad, el desinterés que mostraba hacia su persona.
Por eso, ahora que se sabía dueña de aquellos tres pobres matones, descargaría sobre el nuevo todo su rencor.
Lo injurió, lo provocó, incluso atacó a aquellas personas que sentían algún afecto por él.
Nada de lo que hizo consiguió que el nuevo reaccionará. Hasta sus tres matones se cansaron de oíla. - Quizás, pensaban, no era como ella decía.
El nuevo, siguió bajando al patio, como todos, pero éste tenía un truco. Sólo podían verle quienes sentían afecto por él.

Fin
Rafa Marín.

miércoles, 13 de octubre de 2021

Redención

Rindes la cabeza,
entregando la dura testuz
a la clemencia de la maza.
Te regodeas en el reflejo,
quién es ese te preguntas,
mientas tus ojos te buscan.
Ya sólo hay pellejo,
una aberrante masa,
que flácida cuelga
y que no tiene piedad.
Casi oyes la risa tras el cristal,
es hora de entregar ese alma,
que por orgullo nunca rendiste.

Rafa Marín

Suspiros

Se marcha oscura la tarde,
sin suspiros ni dulces glorias,
cual burro atado en su noria,
que vuelta tras vuelta arde.
Corazones sin historias,
tras este frío cristal parten,
buscando entre mil artes,
para poder besar la victoria.

Rafa Marín

sábado, 9 de octubre de 2021

La tarde

 La tarde es un aguacero sin prisa,

vaho en los cristales

y en tus ojos luz que brilla.

La tarde es un señuelo sin voz,

una nube continua,

un poco de siesta

y una manta sobre las rodillas.

La tarde es un tú y yo que se miran,

un libro casi olvidado

y los botones de tu camisa.


Rafa Marín

domingo, 3 de octubre de 2021

Oda

Se desliza su mano tan sutil,
acuarela que en mi piel dibuja,
tibia caricia que me embruja,
para volverlo todo frenesí.
De tu boca quiero el carmesí,
que en los cielos el viento ruja,
fuerza sideral que nos empuja,
fundiendonos en este sin vivir.
¿Para qué hemos venido aquí?
Amores de afiladas puntas,
frías madrugadas sin preguntas,
y un siempre maldito porque si.

Rafa Marín

viernes, 1 de octubre de 2021

Renacer

Renacer de la oscura vastedad,
y ser enea verde en la ribera,
refugio que el pinzón si encuentra
y olvidarme de todo lo demás.
Salir a la vida entre las piedras,
para tocar el luctuoso lodazal,
dejar el alma en el duro zarzal,
mientras la piel hoy te remiendas.
Asumir que el  tiempo ha pasado,
aunque de vivir tú te olvidaras,
escondiendo tu ser y sus gazapos.
Que frías son esas ásperas máscaras,
roidas por el hambre y los gusanos,
y que brillantes reflejos destapan.

Rafa Marín