La tarde se convirtió
en un vacío que llenó,
esta ilusión que sentía.
Se oculto el sol
entre tus reproches
y yo me voy marchitando
como la triste flor
que luces en tu salón.
Quizás cueste mucho comprender
que por mucho que yo pueda dar,
siempre luciré más
como amapola de cuneta solitaria,
que como bella rosa en un jarrón.
Nos dimos tantos versos
y tan pocos besos.
Nos llenamos el corazón
de la vacía ilusión de un amor
que imposible siempre jugó
con la infranqueable distancia
que cada día nos separa.
Rafa Marín
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