Vistas de página en total

sábado, 16 de mayo de 2015

Tenía tanto que decirle

Tenía tanto que decirle aquella tarde.
Las palabras como espigas
de trigo en la boca se atascaban.
La miraba a los ojos y sentía
que de nada cada excusa serviría.
Ella no quería seguir oyendo
las batallas de su pensamiento.
No quería comprender que hay diferencias
entre el verso y el simple juego.
Cómo decir lo que en la boca es lamento.
Cómo callar al corazón que partido,
sigue versos componiendo.
Cruel mordaza es el remordimiento;
que atenaza en su oscura prisión,
toda la expresión del amado verbo.
¡AY! que no es mentira se decía,
que de amor se estaba muriendo.
Mas ella nunca entendió eso;
que él siempre en poesía escribió.
Nunca fue un juego, pero ella no lo vio.

Rafa Marín

No hay comentarios:

Publicar un comentario