Corriendo me
escondo de tu mirada.
Me sorprendes
sonriendo y eso me basta
para salir
huyendo como una bala.
Me buscas la
boca
y yo no quiero
besar tus palabras.
Me siento tan
débil que tengo miedo
me robes el
alma.
Como un niño
chico que esconde las manos
que tiene
manchadas.
Tú que me sigues
y yo que te dejo acercarte
hasta sentirte
tan cálida,
que quiero soñar
que estás enamorada.
Recorro mi vida
entre sueños
que me llenan
las madrugadas.
En ellas mi
cuerpo visita tu cama.
Para perderte
luego como una gacela
que de Artemisa
se escapa.
Rafa Marín
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