Con el paso del tiempo
te has acostumbrado
a esta soledad diaria
que sólo mitigas cuando
sales la noche de los sábados.
Cada tarde la pasas sentada
mientras lees poemas
que despiertan suspiros
que nadie oye.
Te dejas llevar por los sueños
y te imaginas sus ojos claros
como un cielo limpio.
Su mirada triste y la sonrisa
que se le despierta cuando te ve.
Y así vas dejando el tiempo correr.
Siempre imaginando y esperando
cada noche de sábado verle aparecer.
Rafa Marín
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