La noche profanó tus sueños
y te entregó en cuerpo
y alma a su recuerdo.
Despiertas empapada
y la necesidad de caricias
te inunda como una ola
de la mar embravecida.
La almohada,
a la que cada noche abrazas
esta húmeda de lágrimas.
Y dices que así ya no puedes vivir.
Te has cansado de sus promesas
que nunca cumple.
Del tiempo que se te agota
y de sentir que la dulzura de tu boca
se esta volviendo amarga.
Hoy su amor lo ves
como a la copa de cristal
que en el suelo rota
no se puede recomponer.
Rafa Marín
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