Oscura noche de soledad negra,
de sueños tirados sobre aceras
húmedas de suciedad y rencor.
Se va la única luz que conocí,
se marcha orgullosa.
Hoy las saetas no las lanza
el bien amado Cupido;
hoy fueron tiros de ballesta,
que hirieron profundo
a este corazón moribundo.
Esperé impaciente la tarde entera.
Amargo tránsito de horas sin prisa.
Para al final cosechar una pena
que sangra como la herida.
Tanto dolor en una palabra,
tanto que como un huracán mis velas derriba.
Me dices adiós con silenciosa boca
y con un gesto callado hundes
esta nave que zozobra.
No reprocho nada, callaré sin queja.
Tú ve y vuela, que yo dejaré
que arda mi alma sincera.
Fui tu peor error y tú mi gran poema.
Rafa Marín
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ResponderEliminar¡¡ PRECIOSO !!.....Rafa..
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