Tus días llenos de actividad.
De madrugar para ir a trabajar.
Las tardes de comidas
con las amigas o algún familiar.
Y las noches de fría soledad.
De tarde en tarde
invitas a alguien a cenar,
para calmar en tu cuerpo
su deseo de amar.
Pero esta noche no es otra más.
Hay en tus ojos un brillo especial.
Os conocisteis en la calle,
de forma casual y te enamoraste
de sus ojos de limpio mirar.
Su voz y su sonrisa al invitarte a café.
Ahora tras varios encuentros lo esperas.
Cena romántica con velas
y toda la noche para soñar.
Rafa Marín
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