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martes, 21 de abril de 2015

Para mi sumisa diablesa (15)


Su mano se desliza suave y firme por tu cadera.

Te sorprende, cuando de un jalón

te arranca el vestido de noche.

Y te quedas desnuda.

No ves nada, el opaco antifaz

te mantiene en la oscuridad más absoluta.

Sientes el frío metal de los grilletes

que sujetan tus manos a la espalda.

La presión de su miembro en tu costado

y como te arrodillas cuando poco a poco te dirige.

Todo en silencio.

Sólo tu nervioso respirar

y el roce de sus pies al moverse.

El silbido de la fusta llega como su azote a tus nalgas,

ligero e inesperado.

El golpe despierta tu gemido sofocado por la mordaza.

Con manos seguras quita el antifaz

y ves la cama al fondo y en sus ojos el deseo.

 

Rafa Marín

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