La noche pasó lenta y serena.
En tu recuerdo sólo quedó
algún verso de los que cantaba el poeta.
Un viejo borracho que se paga su vicio
escribiendo sonetos de amor a las jóvenes parejas.
Ahora caminas hacia el fortín de tu casa,
nadie te acompaña, salvo la sombra
que aparece cuando pasas bajo una farola.
Atrás quedaron las noches en las que todos
se disputaban el honor de llevarte a casa.
Ahora te conformas con que algún amigo
espere a que cierres y esa noche te acompañe a casa.
Rafa Marín
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