Sentado en el
parque,
con los ojos
tristes miraba.
Ellos que no veían
más allá
de los cristales
oscuros.
En su recuerdo
estaba ella.
En sus manos pan
que a las
palomas negaba.
Una pena tenía,
la muerte no
llegaba,
y así
encontrarse con su amada.
Rafa Marín
Tumbado en la
acera
bajo la
torrencial lluvia.
Aferrado a la
eterna botella vacía.
Allí tirado y
empapado soñaba.
Los felices
días.
Cuando ella siempre
tan guapa
y sin mirarlo nunca a los ojos
depositaba una
moneda en la escudilla.
Rafa Marín
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