Que duro es aprender a ser malvado.
Que difícil aparcar los sentimientos
y sacar el demonio que llevo dentro.
El de torva mirada y manos ligeras.
El que pregunta y no cree.
El que sólo añora la vacía medalla del mérito.
Y una vez anda suelto y vengativo.
Que difícil acallarlo cuando sólo le lanzan puñaladas
y la mentira es herramienta que usan en su contra.
Cuando sólo esperas que pase el tiempo
y que se derrumbe la delación para sacar provecho.
Como un buitre que en silencio
espera la muerte para saciar su hambre.
Rafa Marín
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