La tormenta que
se cierne
entre las
montañas verdes
se dirige hasta
mi mente
como el vivo
huracán.
Cargado viene
con la grácil humedad
que regará
calles y campos
y mi espalda al
caminar.
Traerá los
viejos miedos
y con suerte
barrerá esos desvelos
que siempre me
acompañan.
Pica el sol en
mi conciencia
como la avispa
en el verano
si la molestas
al pasar.
Pero hoy no voy
a luchar.
Me dejaré zarandear
como aquel
velero que entre las olas
lucha por no
naufragar.
Rafa Marín
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