La piel del
agua.
Me sedujo tu
parquedad inagotable.
Me atrapo tu
luz, un faro de infinita tristeza,
que brillaba en
la noche.
Me asomé y como
polilla inquieta giré,
en torno a tus
letras, lo que me pareció una eternidad.
Pero, poco a poco
me posé sobre la superficie de tu piel.
Y ahora, después
de engañarte y confundirte y hacerte huir.
Regresas y me
destrozas el alma, con un "Te amo".
¿Quién eres? Te
pregunto una y otra vez, ¿quién?
Sin obtener otra
respuesta que tu constante reproche amargo.
Te declaras
enamorada y yo no entiendo por qué.
No soy quien
imaginas. Apuro cada momento,
porque en mí
siempre es el último.
Que tú de psicóloga no tienes nada.
Eres la piel del
agua, que me cubre y al instante se marcha.
Rafa Marín
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