Hoy estoy rodeado de recuerdos
de mi olvidada juventud.
Son tantos.
Noches de verano desnudos
por la playa amándonos
entre blancas arenas.
Tú eras tan hermosa,
y yo como un gallo
presumía de ser tu amante.
La música que sonaba
en las largas madrugadas.
Las risas apagadas y tú y yo.
Solos entre la multitud
para la que éramos invisibles.
Los días de sol pescando entre las rocas,
buscando algo para engañar al hambre.
Pidiendo para cerveza
y jugando a despistar en los restaurantes
antes de irnos sin pagar.
Pero se van diluyendo,
como el color de tus ojos
que casi no recuerdo.
Rafa Marín
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