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sábado, 11 de abril de 2015

Para mi sumisa diablesa (11)

En el silencio de la habitación,
los golpes de la fusta sobre tus nalgas
suenan como disparos.
Me miras de reojo,
con la mordaza que aprietas entre tus dientes
y en tus ojos leo el deseo que te inflama.
Te beso la piel enrojecida muy despacio
y paso mis dedos por tu sexo,
que noto húmedo y palpitante.
Te desato y te llevo en brazos hasta la cama.
Mientras unto de aceite tu cuerpo,
tu mirada enamorada me despierta el deseo
de besar tu sexo.
Mi lengua se demora en él,
que agradecido se abre como una flor
e invita a mis dedos a penetrar tu vagina.
Mis dedos poco a poco van acercándote al orgasmo
que llega arqueando tu espalda.
Satisfecho retiro la mordaza
y tu boca se abalanza contra la mía
como si te fuera la vida en este beso.


Rafa Marín

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