Desde allí tu cuerpo espiaba,
escondido estaba entre las cañas,
mientras Tú; desnuda te bañabas.
Mis ojos como platos no apartaban
la mirada, mientras con tus manos jugabas.
De ese verano aún conservo en mi alma,
el color de tu piel que era de nácar.
Un montón de ilusiones y tardes perdidas
esperando que tú te bañaras.
Hoy volví al cañaveral desde el que espiaba.
De aquellas cañas ya no queda nada
y tu cuerpo allí ya no se baña.
Rafa Marín
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