Por una vez la
lluvia no viene
de mis ojos si
no del cielo
que me vio nacer
entre piedras
y desvelos de
este eterno caminar.
Sin paraguas ni
gabán me dejo abrazar
por el llanto de
la vida
que hará brotar
las flores
en el jardín de
mis desvelos.
Aguacero primaveral
que pugna
por ser mi
sincero despertar.
Flor temprana
que despierta
entre los
barbechos de este sueño
del que comienzo
a escarmentar.
Los sabores del
recuerdo
los noto al
masticar sentado en esta mesa
que me acoge
frente al mar.
Rafa Marín
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