Empeñaste hasta
los sueños
en el trance de
esta vida,
que te ha tocado
en el sorteo
de las almas
vencidas.
Rebuscaste entre
el humus
de los cuerpos
enterrados
en las soledades
de las nocturnas
y siempre
turbias calles.
Te visitaron en
las noches de pesadilla,
almas de pureza
sencilla.
Sin más
pretensiones
que por
despertadoras del embrujo,
convertirse en
milagro.
Rafa Marín
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