Levanto la
mirada y te observo ahí sentada.
Tú estás leyendo
el viejo libro de poemas,
aquel que siendo
jóvenes te regalé.
Y no puedo
evitar una sonrisa
y tú notas mi
mirada.
Extrañada me
devuelves la sonrisa
a modo de saludo
y preguntas
cuánto me queda
del dichoso informe.
Encojo los
hombros mientras enciendo un cigarrillo
y tu cara pone
un rictus, que es todo un poema,
como esos que
tanto te gusta leer ahí sentada.
Me afano en
terminar la página
y me levanto con
gesto cansado.
Me recuesto a tu
lado y te muestro estas letra.
Que hoy son para
ti mi poema
Rafa Marín
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