Las sombras nos rodean
en la penumbra de la habitación.
Tu cuerpo desnudo
que sólo lleva como velo
las perlas del sudor y el rubor
que en tu piel despierta la fusta
que tus nalgas castiga.
La cama deshecha,
del perfume de tu cuerpo empapada.
Mis manos que se deslizan
por ti mientras tiemblas.
Tus ojos desafiantes
que piden más placer
y mi cuerpo que responde
cuando beso tus pezones
que como fresas me llenan la boca.
Ya no existen ni mundo ni vida ni nada.
Sólo Tú y la necesidad de poseerte,
de morir entre tus piernas agotado de placer.
Rafa Marín
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