Siento perder el alma,
con solo una mirada.
Pero en este mundo
que son los poemas,
voy dejando mil palabras.
Más sutiles, más sinceras.
Mi nombre olvidado.
Fue un suspiro al aire lanzado.
La quimera que inspiré
tu nombre la ha matado.
Voy sin sino, sin futuro, sin destino.
Curioso como un niño me asomo
al cristal empañado de tu ventana.
Saboreo el momento
de la intimidad de tu cuarto.
Cuando sabes que observo.
Rafa Marín
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