Cada verso me
sorprendo con la imagen de tus ojos.
Cada coma que
pongo, cada pausa que hago,
cierro un
momento los ojos y me recreo en la figura
de tu cuerpo
recortada por la luz que aquella tarde
entraba por la
ventana de la habitación.
Han pasado los
años y otras siluetas se dibujaron
en aquella
ventana que daba al mar y llenaron
mis veranos de
hambre y de soledad.
Hoy recuperada
la calma
y aplacado el
deseo aún te recuerdo.
No eras la más
guapa ni la más osada.
Pero sí a la única
que amé.
Rafa Marín
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