Tiemblas como lo hace la última hoja
que se aferra a la rama que habita.
Mientras la brisa pugna por hacerla volar.
Te miro a mis pies, desnuda y entregada.
Y tú, me retienes la mirada con esos ojos
que hoy están acuosos, llenos de ese brillo,
que me dice que más que miedo lo sientes es placer.
Y dejo caer la fusta sobre tus nalgas expuestas,
sin la intención de rasgar tu piel.
El golpe sólo quiere hacerte notar la quemazón
que tanto te gusta y que hoy provocas.
Mientras yo, erguido y dominante,
lucho por mantener el tipo y no caer a tus pies,
para con besos recorrer el verdugón.
Simulando que soy quien domina esta situación,
pero en mi interior todo se arremolina,
deseando acabar el castigo para entre mis brazos mimarte.
Rafa Marín
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