Para
ti,
sumisa
diablesa que satisfaces
mis
más oscuros deseos.
Siento
un placer indescriptible,
mientras
sobres mis piernas tumbada
recibes
sobre tus desnudas nalgas
el
peso de mi mano que te eriza la piel
mientras
pinta de rosa pálido la tersa redondez.
Imagino
tu sexo humedeciéndose
a
cada azote que recibes.
Notas
mi deseo que se hincha
e
impúdico oprime tu barriga,
incitado
por tus ojos que me miran
suplicando
que no cese,
este
castigo sensual que te aplico.
A
la vez que con tus manos temblorosas
sostienes
la fusta que acabará
con
el ansia de tu cuerpo.
Fantasías
que me llevan a soñarte cada noche
y
preguntarme una y otra vez
si
es este el amor que tú persigues
o
es sólo un sueño obsceno
que
mi mente dibuja y que nunca sentiremos.
Rafa
Marín
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