Llego a casa y te sorprendo
desnuda y tumbada en el sofá.
Pareces una diosa que fugada
del Olimpo duerme acunada
por sueños llenos de paz y sosiego.
Sonriendo abres los ojos
y me miras curiosa.
No haces ni el intento por levantarte,
como una invitación muda
a que me acerque a tu lado.
Levantas las manos y esperas
que entre las mías yo las tome.
Y así casi sin quererlo,
me rodeas con tus brazos y me besas.
Que atrás quedaron en el tiempo
Mis largas ausencias y tus desvelos.
Rafa Marín
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