Los canales
relucían con la luz de los farolillos
que colgados
brillaban como estrellas cercanas.
Las góndolas
vienen y van con sus enamorados
y en tus ojos la
melancólica sensación
de que a ti
nadie te ama.
Él aparece en la
escalinata con su frac
y una botella de
champagne y dos copas.
Se acerca a ti y
sin mediar palabra
te acerca una de
las copas llena.
Ahora acomodada
en una góndola vas
recorriendo los
canales que ya no brillan.
Sólo una inmensa
luna se refleja en sus ojos
y en tu cara una
sonrisa.
Él acaricia tus
manos y tu se las besas.
Rafa Marín
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