Vastedades
Mi cara es
un cansado lamento.
Una caricatura
en este asiento.
Las voces felices
son un tormento.
Ellas tan jóvenes,
y yo tan y viejo.
No olvido nunca
aunque lo pretendo
aquellas horas
de cruzar versos.
Horas llenas tenía
de perdidos sueños.
Como podría olvidar
lo que fue todo aquello.
La noche me sorprende
por su límpido cielo.
Hoy dejan las nubes
una luna al descubierto.
Miles de estrellas igual
que corazones latiendo.
Maldita noche incierta
que contra mi te conjuras.
Mi mente sueños inventa
en su boca la dulzura
de una lengua inquieta
y amor eterno me jura.
Cuando amanezca quizás
en un rayo de sol
ella otra vez venga.
Como radiante luz
que por la ventana entra.
Como la canción
que me despierta.
Rafa Marín
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