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viernes, 6 de noviembre de 2015

Estas raices que profundas...


Estas raíces que profundas

me atan siempre al suelo.

Reclaman de ti un pequeño

y a la vez tierno gesto.

Como los árboles que callados

piden el agua del cielo.

Recostada y leyendo te imagino

con la bata entreabierta

de piel vestida nada más.

En mi mente así te tengo

como si fuera una verdad.

Entre las olas esta noche te deseo.

Desnuda como la luna del cielo.

Tu piel tan blanca yo la venero

como a las estrellas y los luceros.

Como pozos veo a tus ojos.

¿Por qué lloran?

Si de amores los tiene llenos.

¡AY! niña caprichosa,

no me pidas amor que muero.

 

Rafa Marín

 

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