La tarde se funde en un abrazo
con las nubes en silencio.
La brisa calla y casi oigo
el latido del corazón en tu pecho.
La tarde se convierte disparatada
en el más feliz de los encuentros.
Entre palabras me pierdo y si callo
quisiera que lo hicieran tus besos.
Mis manos aferradas a tus curvas
como prisioneras a ellas tengo.
Mis ojos son azules destellos.
¿Cómo callar si por ti suspira
esta boca que canta los versos?
¿Si cada palabra de ella por ti
se ilumina como amanecer del cielo?
¿Cómo no destapar en un poema
lo más florido de mi verbo?
Rafa Marín
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