En la noche
como pequeñas
hadas
en veloz vuelo
el espacio
cruzaban.
Ardientes
trozos de metal
que la carne
viva asesinaban.
Niños
inocentes y madres
que en sus
pechos
los apretaban
asustadas.
¿No habrá
nunca paz?
No nos
merecemos
acaso morir de
viejos
con una
sonrisa
y el espíritu
satisfecho.
Harta está mi
vida
de tanta
venganza,
del ojo por
ojo
y muertes
tempranas.
La flor de sus
vidas
se fue entre
las lágrimas
que padres
ancianos derraman.
No aprendemos
de la historia
pasada.
La guerra
siempre será
el negocio del
imperio y el capital.
Rafa Marín
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