Sin nada que
ofrecerte,
mas que un
alma rota,
a ti me
acerque
con esta cara
de idiota.
Los años han
pasado
y en la lucha
incomoda
de compartir
una vida
eres quien me
importa.
Las tardes del
pasado
como férreas
maromas
mas que
atarnos, fueron
el encaje de
las horas.
Ya sé que mi
mente
en los
recuerdos se demora.
Pero en cada
mala noche
son tus ojos
mi aurora.
Una luz que
brilla limpia
entre las
oscuras sombras.
Tú, faro que
me guía
y siempre
mascarón de proa.
Rafa Marín
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