Sólo resignación.
Sonreír cuando llegues
y recibir ese último guiño
antes de besar la tierra.
Saludarte tranquilo,
no temerte si me alcanzas.
Se me antoja
ser pedante
y en este oficio
como un Dante
voy llenando por vicio
de palabras sonantes
al bendito Twitter
y a quien se plante.
Sobre las negras aguas
del estanque escondido
se refleja la luna
suspirando de olvido.
No vino su amante a mirarla,
¿quizás se ha perdido?
Rafa Marín
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