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viernes, 6 de noviembre de 2015

Ella cada noche de luna lo extrañaba


Ella cada noche de luna lo extrañaba

y él esas mismas de ella se fugaba.

Por qué nunca estás, preguntaba.

Él con ojos de lobo la contemplaba

entre callejuelas que de sus pasos

hacen eco yendo camino de su casa.

Solitarias a ratos, otras murmullo

son del viento que frío destapa.

Pero siempre tibia caricia en sus dedos.

Él cada noche esperaba su regreso.

No importaban frío lluvia viento.

Siempre con una flor en las manos

y en su cara unos ojos de amor riendo

Acecha la noche a las solitarias almas.

Para ellas luces de neón ahora se derraman.

Anuncian amores de previo pago,

tentaciones sobre las fachadas.

 

Rafa Marín

 

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