Se destapa egoísta mi palabra,
entre reproches como un cinturón
la llevo conmigo ahora abrazada.
No es confesión si no cierta verdad,
luz de luna que aparece de niebla velada
Soy como un sermón apocalíptico
gritado en la cima fría de una montaña.
Hoy la tarde se inflamó con ella.
Se llevó mi miedo de mi boca la poesía.
Hoy la tarde se volvió dura queja.
Hoy soy inocente preso una cerrada celda.
La cabeza me piden que ponga orden
a este desconcierto y escriba cosas bellas.
Al fin fluyen algunas ligeras como el viento.
Otras son como pesadas losas de cemento.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario