Tengo ayeres en la mirada
que puse en venta,
pero nadie los compró.
La maldición que consigo traen estas letras,
que el tiempo ya oxidó.
Tengo entre mis manos prietas,
la locura y la razón;
el devenir que coquetea
entre los miedos y la pasión.
Tengo una voz y mil caretas,
que visten para la ocasión.
Arrabales de la peor ralea,
un río lleno de sangre que se secó.
Tengo mi vida en la cuarentena
por gentes perdidas en un amor.
Petos con celada y puño de hierro,
preguntándose quién soy yo.
Rafa Marín
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