Me aferro a esta estupidez
de querer seguir viviendo,
cuando cada día es un no poder,
ni siquiera con mi cuerpo.
De tu boca ya no podré tener,
ni su aliento ni sus besos.
¿Para qué este no ceder?
Vacío de todo hoy me siento.
Tras las olas no puedo correr,
soy como la paz del muerto.
Voy sin rendirme una y otra vez,
aunque sepa que estoy muerto.
Rafa Marín
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