La suave luz de tu mirada,
cual tibio sol del amanecer,
una sonrisa dibuja en mi cara,
cuando feliz te ve aparecer.
Sueñan mis ojos de madrugada,
que los tuyos me vienen a ver,
con ese fuego que no me engaña,
en los que ahora quisiera arder.
Sucumbir al ron que derraman,
en su amor, vida, quiero beber,
una sed que los años no sacian.
Rafa Marín
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