El fotógrafo señaló al cadáver con
indiferencia.
- ¿Se sabe quién es, sargento?
- Sólo es una mujer Pete, solo eso.
Los dos hombres miraron un momento el
cuerpo que flotaba junto a la orilla, a lo lejos sonaba una sirena.
- ¿Sabes, Pete? dijo el sargento.
- A veces creo que fui yo.
El fotógrafo miró al sargento, por la
mejilla del policía se deslizaba una lágrima.
- ¿Fue usted quien la mató, sargento?
- No, no lo hice yo, Pete. Fue otro, yo
sólo no hice bien mi trabajo.
Cinco años antes ...
La carretera discurría
sinuosa a todo lo largo del acantilado, a la derecha, un paisaje de azules que
parecían infinitos se mostraba inalcanzable.
La mujer conducía un
buick descapotable color ceniza, una mancha que se deslizaba demasiado veloz
sobre la oscuridad del asfalto. El nuevo derrapaje hizo que al fin levantase el
pie del acelerador y por un instante su mirada pareció recuperar algo de
cordura.
Otro verano ...
El acantilado hoy de
dibujaba a su izquierda, el camino de ida, por azar o por destino, siempre
acababa a la vuelta. Vio la entrada a la mansión y desaceleró. El vigilante a
la vez que abría la enorme reja metálica, saludó solicito. Ella se detuvo a su
lado, le saludo por su nombre y preguntó si su marido había regresado.
El empleado, con cara
seria, le dijo que la policía esperaba desde hacía al menos un par de horas.
Con un simple ...
- Bien, gracias.
Dirigió el buick hasta la entrada principal.
Sentados en la
escalinata esperaban dos agentes de paisano. Un temblor recorrió el cuerpo de
la mujer.
Otoños e inviernos ...
Los largos meses de
otoño e invierno, el matrimonio Palme, solía pasarlos en España. En la ciudad
de Sitges tenían la intimidad justa para llevar una vida anónima y relajada.
La mañana, aunque
fresca y ventosa, lucía esplendorosa. Ella caminaba junto a la orilla del mar,
los zapatos en su mano derecha no se balanceaban con el ritmo de un tranquilo
paseo. En el teléfono de su mano izquierda, una voz un tanto oscura la prevenía
sobre posibles futuros acontecimientos.
Ella intentó mantener
la calma, pero el ladrido de un perro que jugaba hizo que el teléfono resbalase
de sus dedos y cayese sobre la arena, al recuperarlo, su interlocutor había
colgado.
El último verano ...
Al salir de la mansión
vio como el vigilante de seguridad levantaba la mano, ese día no se detuvo a
saludar. Conforme se alejaba por la carretera de la costa, siempre con el
infinito a su derecha, empezó a sentir dudas. ¿Era un saludo, o tal vez quiso
advertirla de algo?
Instintivamente
aceleró al buick, cuando se sentía atrapada, correr era su primer movimiento.
En la siguiente curva
se cruzó con el coche camuflado de la policía, éste, llevaba la sirena sonando
y una luz azul destellaba sobre el conductor.
Vio como los agentes
la señalaban, como aminoraban la marcha y como ...
Toda visión
desapareció.
Con la distracción, el
vehículo se había precipitado contra el protector, lo había sobrepasado y se
precipitaba por el acantilado sin remisión.
madrugada ...
Despertó sobre
saltada, todo estaba oscuro y no pudo moverse. gritó, nada; el sonido quedó
amortiguado de manera claustrofóbica. No se rindió y grito otra vez y otra y
otra ...
De repente una luz
inundó la habitación y varias personas vestida de blanco se acercaron a ella.
Sintió miedo de sus
ojos y de sus intenciones.
Notó como la aguja
atravesaba su piel y su carne. Poco a poco todo se volvió oscuro y cálido.
Al poco, en la sala de
guardia del hospital mental ...
- ¿Quién es la mujer? Peguntaba una joven y guapa
enfermera.
- Lo desconocemos.
Dijo en psiquiatra. La trajeron hace ya cinco años. vagabundeaba semi desnuda
por una playa de Sitges.
En algún lugar de la
costa Azul ...
El vehículo se
estrelló contra las rocas, su conductora murió en el acto.
Los agentes de policía
se sintieron culpables, iban a informarla que habían logrado dar con el
paradero de su marido, y que éste se encontraba bien.
Junto al mar ...
- Pete ... comenzó el
policía, ayer esta mujer pidió ayuda. Al parecer unos alienígenas pretendían
asesinarla.
Fin
Rafa Marín
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