Las sombras
del pasado,
son nubes
tormentosas.
Aviones
kamikaze
sin rumbo ni
objetivos.
Saludan como
buitres
que hacen
círculos
bajo un sol
resplandeciente.
Susurran en mi
presente
acalladas
voces
igual que
amantes.
Todo está a la
venta,
hasta estas interminables
horas muertas
de días desdichados.
Y sigo aquí
sentado
igual que esos
viejos solitarios
habitantes
eternos
de
destartalados parques.
Siempre
refunfuñando
sobre la mala
suerte
de un destino
por el que no lucharon.
Utópico
profeta que no sabe,
que predica
desconocido hasta en su tierra
a la que ya
nunca visita.
Duda en cada
instante
y siempre
soñador de los disparates.
Rafa Marín
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