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viernes, 21 de agosto de 2015

Abierto tengo el pecho


Abierto tengo el pecho

por esta herida vieja,

a la que de tanto en tanto

con sal riegan tus lágrimas.

Te aseguras en sonrisa malévola

que mi alma siempre quede inquieta.

De los corazones insensatos

tus ojos siempre están alerta.

Buscando en la marea a los Odiseos

que naufragan cada noche

de regreso a sus islas desiertas.

Hoy, fruto del reproche más cortés

lo digo aquí tirado a tus pies.

Desde donde el cielo de tu gloria

es lo único que mis ojos ven.

El infierno lo disimulan ahora

las sedas blancas de tus bragas.

 

Rafa Marín

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