Sigo caminando
por este pedregal
que nunca será
camino.
Como hace el
tiempo,
sin detenerse
un momento
y avanzando
sin destino.
Atrás voy
dejando
como oxidadas
señales,
todas las
frías madrugadas
que sin ti he
vivido.
Me asomo
imprudente
a las delicias
de estos edenes
dibujados en
los ramales.
Paraísos o
espejismos destapados
por el sol que
guía mis escritos en la red.
Así, en mi
continuo viaje
del ayer a
ninguna parte,
descubro el
brillo de estos ángeles
de letras siempre
inigualables.
Tomando
algunas como personales.
Intentos casi
banales por alimentar
el ego que se
desborda a raudales
e imagino
hadas ninfas y vestales,
siempre para mi
adorables.
Rafa Marín
No hay comentarios:
Publicar un comentario