Tengo un vacío en las manos,
y un rayo de luna que no las llena.
Tengo un sol que se volvió pagano,
porque a que salga tú no lo esperas.
Tengo en mi pecho un corazón,
que se muere en esta espera,
porque no sabe pedir perdón,
por mucho que oírlo tú quieras.
Tengo flores y olvidos,
esperando a que tú vuelvas;
en este jardín maldito,
que se convirtió en lengua.
Tengo tanto miedo como razón,
sueños de jilguero en su pajarera;
destapando ahora su canto,
llamando para que vengas.
Tengo estas manos vacías
y un rayo de luna que no las llena.
Rafa Marín
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